El misticismo detrás del Big Bang

Alfas del Pi (España), 1 de julio de 2020

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Mi opinión es que, dado que la teoría del Big Bang como explicación del origen de todo el Universo depende del hecho de que se conozca el tamaño de todo el Universo, no hay fundamento para la teoría del Big Bang como origen del Universo entero. Solo cuando se conozca el tamaño total de todo el Universo, se podrá empezar a considerar explicaciones de su origen.

También se puede argumentar que el “tamaño total” de todo el Universo es incognoscible por definición, ya que en cualquier momento dado en que la ciencia crea haber encontrado las fronteras más exteriores del Universo, para poder medir su tamaño, uno podría preguntarse si hay “más Universo” todavía “más allá” de esos límites. Siempre se podría concebir y proponer que es posible que haya más Universo más allá de esa frontera. Nunca se puede probar de manera concluyente y definitiva que “esas” son las fronteras “finales” y definitivas.

Es defendible la idea de que nunca se podrá responder a la pregunta de si el Universo es finito. Saber si el Universo es finito depende de tener un conocimiento final sobre la totalidad del Universo.

Aceptar que el corrimiento al rojo indica la expansión de la materia no equivale a proponer un origen de todo el Universo. Aunque el tamaño del Universo conocido y visible es enorme e inimaginable, todavía es solo una parte y, hasta donde sabemos, el corrimiento al rojo afecta al Universo visible. En realidad, evidentemente, por definición, no tenemos idea de lo que sucede en el resto del Universo (la región más allá de nuestra vista) ni de su tamaño. El “Universo entero” puede ser sólo un poco más grande que el Universo visible, y el corrimiento al rojo puede afectar a “todo” el Universo. Ciertamente, eso puede ser. Para poder afirmar eso tajantemente, es necesario ver de alguna manera esta porción del Universo que ahora mismo se nos escapa, y además hay que determinar qué parte es la frontera del Universo, es decir: la certeza de que ese es el verdadero límite exterior del Universo tiene que ser tan firme que haga ridículo preguntar si hay aún más materia más allá de eso. Yo no apostaría por ello.

Por lo tanto, mientras no se conozca el innegable tamaño total y final del Universo (lo que implica tener tal certeza de que el Universo es finito, que resultaría descabellado incluso preguntar si el Universo podría ser aún mayor), postular teorías sobre un acontecimiento creador de todo el Universo es prematuro. Personalmente, no me tomo en serio estas teorías sobre acontecimientos creadores de todo el Universo, incluida la teoría del Big Bang, a pesar del prestigio del que gozan los partidarios y adeptos de esta teoría. El corrimiento al rojo bien podría ser un fenómeno regional de nuestra región del Universo. El corrimiento al rojo puede haber sido causado por algún “bang” o explosión en el pasado distante, pero no hay razón para afirmar que algo así realmente haya creado todo el Universo.

El tamaño del Universo conocido ha ido creciendo constantemente durante los últimos cien años. Mi apuesta es que el Universo “total” es más grande que el Universo visible o infinito, pero no que coincida con el Universo visible. Si el Universo visible resulta ser 1/googleplex del Universo “total”, entonces “Big Bang” debería escribirse en minúscula, “big bang”, porque aunque sea grande para nosotros, podría llamarse más bien “Tiny Bang” o pequeña explosión, tomando distancia de una perspectiva humana y adoptando la perspectiva de un enorme Universo “total”; o explosión ridículamente pequeña, desde el punto de vista de un Universo infinito.

Mi apuesta es que el Universo visible no coincide con todo el Universo, y esto por dos razones. Una, que el tamaño del Universo visible es cada vez mayor. Nuevos telescopios, nuevas ideas, lo que sea, pero el Universo visible es cada vez más grande. En segundo lugar, porque soy incapaz de concebir un método que demuestre de forma definitiva, de manera que descarte la posibilidad de que alguien pueda desacreditarlo alguna vez, que los límites postulados del Universo son sus fronteras finales. Esto, tanto si el Universo total coincide con el Universo visible actual, como si el Universo completo coincide con el Universo visible en algún momento o época futura.

Ya resulta sorprendente que se puedan formular teorías sobre un acontecimiento que creó todo el Universo. Hay algo aún más sorprendente, y es el hecho de que esas teorías se estén formulando todo el tiempo –en realidad, en singular, pues siempre es la misma teoría, la del Big Bang– y sin parar a medida que aumenta el tamaño del Universo conocido y visible. Nunca me ha llegado el testimodio de alguien que se haya detenido a pensar: “Espera un momento. La teoría del Big Bang, en tanto que teoría del origen del Universo entero, dependía del conocimiento del verdadero tamaño total de todo el Universo. La teoría del Big Bang, así formulada, ha tenido cierta adecuación a la realidad mientras se sostenía que la verdad era que el Universo observable era el Universo entero. Acabamos de descubrir hoy que el Universo es mucho más grande de lo que pensábamos incluso ayer. Hay que reconsiderar la teoría”.

En realidad, es sorprendente que la teoría del Big Bang haya logrado sobrevivir incluso a la primera ampliación del Universo conocido.

A principios del siglo XX la creencia predominante era que todas las estrellas visibles estaban situadas en la Vía Láctea. Lo que hoy consideramos nuestra galaxia era el Universo entero.

En 1920, el astrónomo estadounidense Harlow Shapley calculó que el diámetro de la Vía Láctea era de 300.000 años luz. Eso es tres veces más de lo que se acepta hoy en día. Heber Curtis, debatiendo con Shapley ese año, estimó el diámetro de la Vía Láctea en 30.000 años luz, tres veces menos de lo que se acepta hoy en día. También en 1920, Jacobus Cornelius Kapteyn estimó el diámetro de la Vía Láctea en unos 49.000 años luz.

Hace sólo cien años se postuló por primera vez la existencia de galaxias, en plural. Harlow Shapley desarrolló, entre 1917 y 1920, la idea de que las nebulosas en espiral eran en realidad otras galaxias.

En 1924, Hubble determinó la distancia a Andrómeda en un millón de años luz (actualmente esa distancia se estima en 2,5 millones de años luz), es decir, fuera de la Vía Láctea, con lo que las dimensiones del Universo conocido se hicieron mayores.

En 1929, Hubble postuló que las galaxias se estaban expandiendo. El astrónomo inglés Fred Hoyle utilizó por primera vez la expresión “Big Bang” en 1949. La teoría del Big Bang ganó cohesión y madurez en esos años. El tamaño del Universo conocido siguió creciendo.

Se propuso el concepto de grupo local de galaxias. La Vía Láctea forma parte del Grupo Local, que cuenta con más de 54 galaxias. El término fue acuñado por Edwin Hubble en 1936.

Posteriormente se propuso el concepto de cúmulo de galaxias. Un cúmulo de galaxias es una estructura formada por cientos de miles de galaxias unidas por la gravedad. Gérard Henri de Vaucouleurs propuso esas estructuras. En 1953 llamó a nuestro cúmulo “supergalaxia local” y en 1958 lo llamó “supercúmulo local”. Harlow Shapley sugirió el nombre de “metagalaxia” en 1959.

En los años 80 se descubrieron los supercúmulos. Se estima que existen diez millones de supercúmulos en el Universo observable.

Actualmente se estima que el diámetro del Universo observable es de 93 mil millones de años luz. La teoría del Big Bang se adapta a cada nueva extensión del Universo conocido, pero rara vez se la cuestiona en su conjunto.

“Presionando” a los científicos, no es raro que admitan que la teoría del Big Bang se refiere al estudio del corrimiento al rojo de la luz en el Universo observable. Ahora bien, no es lo mismo el estudio del corrimiento al rojo en el Universo observable que el estudio de un evento que dio origen a todo el Universo. Esa confusión se tolera de manera inaceptable. La razón es conocida: un estudio técnico realizado por científicos, como es el estudio del corrimiento al rojo, ofrece una gran tapadera para las religiones, en particular el catolicismo y otras denominaciones cristianas, que también tienen una “teoría” sobre el origen del Universo. Los creyentes están interesados en mantener esa confusión. Los científicos no deberían estarlo, pero algunos sí lo están. Es cierto que preferiría que tuvieran más cuidado en su forma de expresarse. Eso está fuera de mi control. Realmente no me tomo en serio a alguien que considere que el estudio del corrimiento al rojo y el estudio de un evento que creó todo el Universo son lo mismo. Todas las cosas interesantes que podrían inferirse o descubrirse a partir del estudio del corrimiento al rojo, incluido el rastreo de la materia en el tiempo, sobre nuestra pequeña provincia del Universo, quedan así manchadas por la forma de presentarlo como una teoría del origen de todo el Universo.

Adenda, 14 de diciembre de 2023

Así pues, el telescopio James Webb sugiere firmemente que, después de todo, la teoría del Big Bang está equivocada. Todo lo que hizo falta fue una ampliación significativa del Universo conocido. Esta vez, la vieja teoría no pudo tolerar esta ampliación en particular.

Los científicos tienen dos opciones básicas.

Una, podrían repetir todo el proceso. Pueden declarar que los límites de todo el Universo coinciden con lo que James Webb nos muestra ahora, y formular una nueva teoría de los orígenes del Universo, del Universo entero, es decir, del nuevo Universo observable. Repitiendo el proceso, digamos dentro de cien años, un nuevo telescopio establecería (de nuevo) los nuevos límites exteriores de todo el Universo, y este sustituto del Big Bang sería entonces reemplazado a su vez.

Su segunda opción sería no declarar que los nuevos límites del Universo observable, como sugiere el telescopio espacial James Webb, son los límites finales y definitivos del Universo. Después de todo, si no lo hubieran hecho durante los últimos cien años, se hubieran ahorrado toda la vergüenza actual.

Fijar los límites del Universo, del Universo entero, fue prematuro durante los últimos cien años mientras duró la historia de amor con la teoría del Big Bang; fijar tales límites ahora con los datos que ahora nos proporciona James Webb también sería prematuro, y también lo será si en algunas décadas un telescopio mejor que reemplace al James Webb hace que el Universo observable sea aún más grande. Quizás sea prematuro, o incluso absolutamente imposible, postular un origen del Universo. Después de todo, si el Universo tuvo un origen, hay que encontrarlo y luego explicarlo. La ciencia no puede “querer” encontrar un origen y ponerse a buscarlo en exploraciones prospectivas. El hecho de que el cristianismo estuviera involucrado en la formulación de la teoría del Big Bang lo dice todo. La religión organizada intentará hacerlo de nuevo. Ahora mismo están esperando el momento oportuno, acechando desde la distancia, ya que los propios científicos están desconcertados. Los científicos deberían estar alerta para detectar el primer intento de los cristianos de secuestrar la cosmología en esta era post-Big Bang, y todo lo que tengan que decir habrá que tomarlo muy con pinzas.

Este artículo en el original gascón

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